3D, Tecnología... ¡Del Pasado!

A nadie le extrañaría si pronto pudiéramos leer el horóscopo en 3D, enviar SMS en relieve o incluso que las letras del e-mail danzaran juguetonas fuera de la pantalla de nuestro ordenador.

Personalmente, tanta pasión por hacerlo todo en 3D está empezando a cansarme, pero es que esta tecnología "futura" tiene ya unos cuantos años. El auge que estamos viviendo en los últimos meses es una moda, que ahora mismo es difícil saber si ha resurgido para quedarse, o volverá a quedar relegada a un segundo plano (aunque la inversión que están haciendo las salas en nuevos proyectores es tan brutal, que algo dice que tendremos tercera dimensión para rato.

La estereoscopia cinematográfica (el proceso de rodar simultáneamente con dos cámara paralelas para crear sensación de profundidad) se inventó, señoras y señores, a principios de los años 30, aunque la primera cámara de fotos estereográfica data de 1849.


Sí, de acuerdo, no era Avatar ni mucho menos. Cierto es que la tecnología ha evolucionado mucho, desde las gafas de cartón rojas y azules de los 50, hasta los modelos electrónicos actuales, pero el principio es el mismo. Fue precisamente en los 50 cuando el 3D se pusó de moda por un motivo idéntico al contemporáneo: las salas de cine se estaban quedando vacías. Un nuevo invento invadía las casas del público: el televisor.


Los cineastas contratacron ofreciendo todo lo que la primitiva televisión no podía: pantallas extragigantes (Cinerama, Cinemascope), sonido que parecía cruzar la pantalla (Estéreo), y la tan comentada tercera dimensión. Prácticamente todas las películas de la época "de palomitas" tuvieron su versión en 3D, especialmente las de terror y ciencia-ficción. Algunos fueron más allá e incorporaron efectos especiales en vivo... ¡todo valía con tal de arrancar el culo del espectador del sofá y traerlo a la sala! Incluso llegó a patentarse el Odorama, una tecnología consistente en ir reproduciendo en la sala los olores que se sucedían en la pantalla. El problema es que, al contrario del sonido, un olor no se dispersa inmediatamente, y a los 15 minutos de proyección la mezcla resultaba en un tufo ante el cuál no vomitar era toda una proheza. Como supondréis, el Odorama no llegó a instaurarse... Si os interesa esta parte más de "show" de la historia del cine, os recomiendo la película "Matineé" con el soberbio John Goodman interpretando a uno de estos productores "iluminados".


La moda pasó, y el 3d de gafas de cartón quedó casi como una "frikada" de culto. Tanto es así, que en 1991, la que debía ser la última entrega de Pesadilla en Elm Street, lo integró en su propio argumento. A la entrada del cine, a los espectadores se les repartían las gafas y se les indicaba que debían colocárselas cuando así lo hiciera la protagonista. Hacia el final del film (ATENCIÓN, SPOILERS), la protagonista tiene una pesadilla... ¡en 3D! A la pobre, no le queda más remedio que que ponerse las gafas, momento en que todo el público, que ya llevaba una hora y cuarto sin acordarse de ellas, también se las pone. ¡Sí señor! ¡Esto sí que es utilizar la tecnología al servicio de la historia! Los 15 último minutos sucedían en 3D, desenbocando en la espectacular muerte de Freddy Krüeger, en la que su cabeza venía volando hacia nosotos mientras sacaba frenéticamente la lengua. Como dije antes, estaba planeado que fuera la última secuela del asesino de las cuchillas, y de ahí que planearan este "fin de fiesta" por todo lo alto.


Pero, salvo honrosas excepciones como ésta, el 3D había quedado relegado durante los último 20 años a las salas IMAX, y el lugar donde se desarrollaría esta tecnología hasta alcanzar un nivel muy parecido al que conocemos ahora serían los parques temáticos. "Cariño, He Encogido al Público" (Disneyland París), "Shrek 4D" (Universal Studios Orlando) o "The Amazing Adventures of Spider-man" (Island's of Adventure), son algunos ejemplos de atracciones que llevan mucho tiempo funcionando por todo el mundo y que ya prescinden de las incómodas gafas rojas y azules,m dejando paso a unas más modernas. De hecho, cualquier persona que haya estado alguna vez en Futurescope, habrá quedado saturado de 3D, 4D y la madre que los renderizó, para toda su vida. Es por eso que a muchos, el apogeo del cine 3D nos ha pillado más o menos fríos.


Regresemos, entonces, al día de hoy. Las salas están experimentando una crisis parecida a la de los 50, aunque en esta ocasión, el enemigo ya no es la televisión, sino internet. La gente puede tener, además, acceso a los Home Cinema. Pudiendo ver en casa una película en una pantalla de tamaña más que respetable y con sonido envolvente 5.1, ¿qué puede ofrecer la sala para que le espectador del siglo XXI abandone la comodidad de su poltrona? 3D.




Pero, ¡ay, amigos! ¡Hemos abierto la caja de Pandora! La última actualización del Firmware de Play Station 3, prepara la consola para futuros videojuegos en 3D; las primeras televisiones adaptadas al 3D ya son una realidad en el mercado; TV3 lleva meses experimentando con ello. Cuando el 3D esté implantado en casa (y al ritmo actual de la tecnología, será muy pronto) ¿el cine seguirá ofreciéndonoslo como reclamo?


El futuro ahora mismo es incierto y sólo el tiempo dará respuesta a estas preguntas. Lo que sí cabe preguntar es, si Avatar hubiera sido una película en 2D, ¿hubiera funcionado en taquilla? No podemos saberlo. Lo que sí sabemos, y nunca cambiará, es que una buena película, una buena historia, lo es con sonido, sin él, en blanco y negro, o en un holograma futurista. Lo que cuenta no es la tecnología, sino lo que se hace con ella.

CANCIÓN DEL DÍA: ZZ TOP - LA GRANGE


Imagenes: Devildevious
Sssamantha